jueves, 24 de mayo de 2012

Música de viaje

Algunos de mis más reincidentes seguidores se preguntarán ¿no va a publicar nunca el siguiente artículo? Pues sí, voy a hacerlo, pero los deberes del trabajo me han llevado a la otra parte del mundo y he tenido pocas ocasiones de centrarme a escribir.

A lo que sigue la cuestión: Si no escribe ¿toca? ¿se ha llevado el violín de viaje? Pues ese es el tema del post de hoy: música de viaje.

Como sabéis toco el violín. Es un instrumento que, a pesar del 11-S, se suele permitir llevar en la cabina del avión como equipaje de mano (lo he hecho con Easyjet e Iberia, pero cualquiera sabe, mejor preguntar). Otros instrumentos  de menor tamaño no tendrán problemas y los de mayor seguramente si.

Dicen que los chelistas y otros músicos de instrumentos grandes aunque transportables compran un billete de avión para su instrumento, para que ocupe su plaza y no les pongan problemas. Otros no han tenido tanta suerte, famoso es el video de Dave Carroll: United Break Guitars


Supongamos que puedes llevar tu instrumento en cabina ¿es necesario algún cuidado o precaución especial?
Cada instrumento es un mundo, entre los estranguladores de gatos (ningún animal fue dañado durante la preparación de este artículo) se dice que hay que aflojar las cuerdas del violín, pero no mucho porque se podría caer el puente, quizá entre medio y un tono. Yo viajé con mi primer violín varias veces y nunca toqué las cuerdas, no le pasó nada pero las experiencias de cada músico y cada instrumento son variadas.

En esta última ocasión iba a viajar casi un mes haciendo más horas que una bombilla en la cara oculta de la luna. ¿Debía llevarme el violín? El corazón me decía que sí, que tenía que tocar, un mes sin tocar es mucho tiempo y más cuando a la vuelta está el concierto de fin de curso. Pero la razón me decía que no, que el violín ya tiene un valor importante y que si no lo aseguraba el riesgo puede que no fuera grande pero existe. Por no hablar de la inseguridad de dejarlo en una habitación de hotel. Al final decidí no llevármelo. Una pena.

Sin embargo hay otras opciones. Los músicos profesionales alquilan instrumentos, nunca olvidaré el día en que comprando resina para violín en la Rue du Rome en Paris un chico, años más joven que yo, alquilaba un instrumento con un aval de unos 15.000€ así podía tocar durante su estancia. Para los neófitos pero intensamente aficionados existe la posibilidad de tener un "violín de viaje". Mi profesor me lo comentaba, que quería un violín para tocar en la playa que si se llenaba de arena no le entrase el pánico. Así que recordaba yo que en mi destino había una tienda de música y al final he comprado un violín, el más barato, que luego usará mi profesor.

¿El más barato? Pues si. Con las pocas horas que le voy a poder dedicar me vale con que se mantenga afinado y suenen las notas, por mal que lo haga. Cierto es que el tono es tan diferente que no me he atrevido a afinarlo de oído, he tirado de afinador en el móvil.

Al final tengo la suerte de que la música me persiga :-)

Juan

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